Vómito corrosivo deshace mis paredes de dulzura. Con ácidos de vil desesperanza bañaste mis sonrisas maltratadas, lágrimas de rabia y explosiones de angustia en los desiertos pavimentados y las junglas de Malahierba. Y ahora qué haces? te paseas por los pasillos de mi rencor sanándolos con la misma
lengua ácida que los construyó; Y yo... me dejo acariciar, y vuelvo a sonreír aunque en pleno conocimiento de que no podré comprar jamás lo que ésta noche me estás robando.
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