Confesión

Y le dije tan estúpidamente, todo lo que había planeado con tanta dedicación en mis noches de insomnioso amor se desvaneció como esos merenguitos que se derriten en la boca y dejan las manos pegajosas, empezé a recitar todo de corrido dejando una introducción tan larga como sin sentido para terminar en un me gustas bien lerdo a la hora que tenía los ojos llenos de lágrimas... ella lo estaba esperando, como avalancha. Y no me dió ninguna respuesta. Dice, uno... que jamás espera una respuesta. Respuesta de qué? si no hay pregunta. Y despues le dije -mentira, me dije- hay que tomar distancia y seguir caminos separados porque mis órganos pueden estar retorciéndose en sentimientos por tí pero es en vano, es en vano por que tú tampoco eres la indicada. Como él no fue el indicado. Como jamás habrá un indicado.